Dios no ha
muerto
SANTIAGO NAVAJAS
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Richard Dawkins, que se declara ateo al
99%, se ha manifestado recientemente a favor del cristianismo y en
contra del islam como una cuestión cultural y política. No ha habido
procesiones en Semana Santa, pero si esto no es un milagro que baje
Dios y lo vea (valga la redundancia). Dawkins forma parte de un grupo
de ateos radicales enemigos de la religión. No por casualidad se hacen
llamar los cuatro jinetes del Apocalipsis. Los otros tres son el
filósofo Daniel Dennett y los escritores Sam Harris y Christopher
Hitchens
(ya fallecido). Un repaso a sus obras "teológicas" nos da algunas
pistas de que no los encontraremos de costaleros en la Semana Santa: El
fin de la fe, de Harris, El espejismo de Dios, de Dawkins, Romper
el hechizo, de Dennett y Dios no es bueno, de Hitchens. La
Fundación de Dawkins se denomina "for Reason and Science", pero
también se podría llamar "contra la Fe y la Superstición".
Tras el fallecimiento de Hitchens, el cuarteto se
ha completado con Ayaan Hirsi Ali.
Pero recientemente la intelectual que tuvo que huir de los Países Bajos
por la amenaza islamista y la incapacidad del Estado para protegerla,
por no hablar de la cobardía de la sociedad holandesa que se negó a
arroparla, se ha convertido al cristianismo. Y es que aunque en
principio estos 4 Fantásticos del ateísmo estaban contra la religión,
han terminado por descubrir que no todas las religiones son iguales.
Hirsi Ali denunciaba que el islamismo es uno de los factores que están
hundiendo a las sociedades abiertas:
«La civilización occidental está amenazada por tres fuerzas diferentes
pero relacionadas: el resurgimiento del autoritarismo y el
expansionismo de las grandes potencias en las formas del Partido
Comunista Chino y la Rusia de Vladimir Putin; el ascenso del islamismo
global, que amenaza con movilizar a una vasta población contra
Occidente; y la propagación viral de la ideología woke, que está
devorando la fibra moral de la próxima generación.»
Aunque el más beligerante contra el Islam ha sido el más radical en
todos los aspectos Sam Harris, que cree que el Islam es la más
grande amenaza religiosa contra la Ilustración porque:
«La verdad es que debemos finalmente afrontar que el islam contiene
nociones específicas de martirio y jihad que explican completamente el
carácter de la violencia musulmana.»
Como Hirsi Ali, Dawkins ha visto, y sufrido, el ascenso de esa secta
pseudoreligiosa que es el movimiento woke-queer,
que ha colonizado el espacio de la ciencia y parasitado el ámbito
académico. Está tan harto de los fans de Hamás como de los fieles de
Judith Butler (monta tanto). Lo relevante de la declaración de Dawkins
es que se ha quedado horrorizado de que en Gran Bretaña se esté
promocionando el Ramadán. En España, es habitual que Pedro Sánchez
felicite dicha fiesta musulmana mientras ignora tanto la Semana Santa
como la Navidad. Igual su cercanía a Marruecos no tiene nada que ver
con el espionaje a su móvil y un posible chantaje de los servicios
secretos alauís, sino con una reciente conversión de la que no hemos
sido informados.
Se suele decir que Nietzsche proclamó la muerte de Dios. Pero se
malinterpreta al filósofo alemán.
Porque la profecía de Nietzsche no era para nada algo positivo. Lo que
pretendía advertir Nietzsche era precisamente contra la banalización de
la idea de Dios, contra su momificación en templos consagrados a un
cliché pseudodivino, humano demasiado humano a fuer de mediocre y
consumista. Sería paradójico que tuvieran que ser los ateos los que
resucitaran a un Dios auténtico, una vez que sus creyentes lo han
banalizado hasta la náusea convirtiéndolo en un lugar común
políticamente correcto y moralmente intrascendente, una marioneta de
los espíritus más cobardes y las figuras más patéticas. Sería el colmo
ciertamente que fuese Richard Dawkins, el Papa de los ateos, el que
tuviese que liderar la cruzada contra la barbarie en nombre de la
Ilustración una vez que el Papa de Roma se dedica a flirtear con
comunistas, Pachamamas y teólogos de la esclavitud. Pero los
caminos del Señor son inescrutables.
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