La amistad de
Francisco y Al-Tayyeb, o la ‘esperanza de un futuro brillante para
todos los seres humanos’
GUY PAGÈS
|
Evidentemente, esta condena del odio y su violencia, ya sea en forma de
compulsión religiosa (Corán 2,193; 4,89; 9,5; 60,4), terrorismo (Corán
3,151; 8,12.60; 9,111; 33,26; 59,2.13; 61,4), desprecio por las mujeres
(Corán 2,228; 4,34.43; 5,6), etc. solo concernía en realidad a uno de
los dos socios... Pues nadie acusa a la Iglesia de dar a luz asesinos y
terroristas. Entonces, ¿qué necesidad tenía el papa de firmar esta
Declaración? ¿Para servir de cubre miserias a Al-Azhar, que no se
atrevió a plantear el acto de arrepentimiento fundador de la
"revolución religiosa" al que el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sissi llamó a sus
dignatarios en un admirable discurso el 1 de enero de 2015? Pero
entonces, ¿es sincero este arrepentimiento?
Sin lugar a dudas, la Universidad de Al-Azhar, o al menos su gran imán,
ha dado formalmente un "paso adelante"... de gigante. Un enorme
"¡Gracias!", por tanto, al presidente Al-Sissi. Sin embargo, no son las
palabras las que cuentan, sino los actos, y el futuro mostrará lo que
valían. Mientras tanto, si el gran imán de Al-Azhar ha apostado fuerte
al condenar "las prácticas de Alá que no pueden ser revocadas" (Corán
33,62; 35,43; 48,23), como buen conocedor de taquiya,
sabe que Alá "no le reprochará por la frivolidad de sus juramentos"
(Corán 2,225), ya que Alá mismo enseña a romper los juramentos (Corán
66,2). ¿No es Alá el mejor de los que son astutos? (Corán 3,54; 8,30;
27,50). Además, la operación está ampliamente justificada: lo que se
gana excede en gran medida a la inversión. En efecto, en adelante, el
islam va a poder presentarse en todas partes, con el sello del Papa,
como una religión de paz, tolerancia y amor... ¡que solo las malas
interpretaciones hacen odiosa! En un tiempo en que los pueblos de
Occidente parecen despertarse y querer rechazar el islam, lo vemos como
un golpe maestro de los dirigentes del islam (ver Efesios 6,12).
Por su lado, ¿qué gana y qué pierde la Iglesia con este acuerdo? Lo que
gana, sin duda, es la estima del mundo, y quizá también buenas
relaciones, al menos momentáneas, con los círculos musulmanes de buena
voluntad. Lo que pierde, un poco más, es el anuncio del carácter
absoluto de la fe en Jesucristo y la coherencia doctrinal que le
asegura la fuerza en su proposición. De hecho, en este documento, no
solo no aparece nunca la alusión a la salvación eterna, que es el
primer objeto de su misión, sino que el papa ratifica comentarios
típicamente musulmanes, contrarios a la fe católica... Así, escribir
que "el pluralismo y las diversidades de religión,
color, sexo, raza y lengua son una sabia voluntad divina, mediante la
cual Dios creó a los seres humanos", es validar:
1. la confusión típicamente musulmana entre naturaleza (raza, sexo...)
y cultura (lengua, religión), confusión que hace pasar al islam como
una realidad querida por Dios, de la misma manera que la naturaleza,
volviéndolo así tan bueno y necesario como aquella;
2. la esquizofrenia de Alá que crea varias
religiones (Corán 7,16; 22,66)... ¡para que el islam las destruya!
(Corán 2,193; 9,30.33).
En el islam, la división espiritual y moral de la humanidad es querida
por Alá (Corán 7,168; 22,66), porque él es el autor tanto del bien como
del mal (Corán 15,40; 32,13; 38,82; 91,8; 113,2), pero en el régimen
cristiano, la división espiritual de la humanidad se debe al pecado de
la humanidad (Génesis 11), y no a Dios. El rechazo de la preciosa
distinción entre el orden natural y el orden sobrenatural aparecía aún
en el discurso de Francisco de este mismo 4 de febrero a los
miembros del Consejo Musulmán de Ancianos en la gran mezquita del
jeque Zayed: "La fraternidad
ciertamente expresa también la multiplicidad y la diferencia que existe
entre los hermanos, aunque ligados por
el nacimiento y poseedores de la misma naturaleza y la misma
dignidad. La pluralidad religiosa es
una expresión de ello".
Si la pluralidad religiosa es una expresión de la fraternidad, entonces
¿careció Jesús de fraternidad al negarse a reconocer como hermanos
suyos a aquellos que se negaron a adorarlo (Marcos 3,32-35)... como se
niegan a hacerlo todavía hoy los musulmanes?
El reconocimiento del "pluralismo y las diversidades de religión" que
derivarían de "una sabia voluntad divina" que funda "el derecho a la
libertad de creencia y la libertad de ser diferentes", tiene como
consecuencia la imposibilidad para la Iglesia de afirmar que la
religión católica es la única verdadera religión querida por Dios, en
la que todos deben esforzarse por entrar (Lucas 14,23), y la
imposibilidad de reconocer que el islam es tanto más demoníaco cuanto
más pretende ser de origen divino... ¿No es un acuerdo que paga muy
caro la Iglesia católica?
La Iglesia no puede decir que la actual división espiritual de la
humanidad es querida por Dios, puesto que Jesús vino a congregar en la
unidad a los hijos de Dios dispersos (Juan 11, 52) al precio de su
muerte en una cruz. Por el contrario, Dios quiere que todos seamos uno,
como Él es uno (Juan 17,21). Él quiere que haya "un solo rebaño y un
solo pastor" (Juan 10,16). Qué desafortunado, entonces, ver al que hoy
asume la misión de pastor renegar del fundamento divino de esta...
¡La división espiritual y moral de la humanidad no tiene nada que ver
con la diversidad de colores del arco iris!
Pero si las diferentes religiones son queridas por Dios, entonces
comprendemos que el diálogo interreligioso por el diálogo
interreligioso esté cada vez más de moda, y que la llamada a la
conversión de los musulmanes sea descalificada... por los propios
eclesiásticos. Así, para tomar solo dos ejemplos recientes: monseñor
Aveline, obispo auxiliar de Marsella y consultor de la Comisión
Pontificia para el Diálogo Interreligioso, considera que querer
convertir a los musulmanes es "pretencioso y profundamente orgulloso" (Famille Chrétienne,
nº 2143, 5-02-2019), y el padre Feroldi, presidente del Servicio
Nacional de Relaciones con los Musulmanes, de la Conferencia Episcopal
de Francia, se niega a "poner como horizonte del diálogo la conversión de otro a
una religión" (ídem).
Pero hablar por hablar, sin querer dar a Cristo, ¿es seguir siendo
cristiano? Aquel que se avergüence de Cristo, Cristo se avergonzará de
él (Marcos 8,18).
Los errores que abundan en esta Declaración traicionan la doble
condición requerida para pacificar realmente las relaciones entre
musulmanes y no musulmanes: el abandono del islam y la conversión a
Jesucristo, lo que ni Francisco ni Al-Azhar tienen el coraje de
afirmar. Para no citar más que algunos:
1. "La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que hay que
apoyar y amar". Ahora bien, el Corán segrega continuamente odio al no musulmán.
¿De qué fe habla aquí la Declaración? ¿De una fe al margen de toda
confesión y toda revelación, o bien de la revelada por el amor de
Jesucristo?
2. Las afirmaciones: "De la fe en Dios, que creó
el universo, las criaturas y todos los seres humanos -iguales por su
Misericordia-" y "En el nombre de Dios que creó a todos los seres
humanos iguales en derechos", dejan creer que se referirían igualmente
al islam. Pero esto es falso: Alá no crea a los hombres y las
mujeres iguales (Corán 2,228), ni a los hombres iguales entre sí (Corán
89; 16,75-76), razón por la cual se opone a la abolición de la
esclavitud (Corán 16,71). Él ha predestinado incluso a algunos al
infierno (Corán 7,179.186; 32,13). Dado que los firmantes no hablan
claramente de Alá, ¿es que lo han rechazado?
3. Si Dios ha dado la libertad "a todos los seres
humanos, creándolos libres y distinguiéndolos con ella", ¿por qué dejar
creer que Dios sea Alá, cuando este guía o extravía a quien le
parece bien, sin recurso posible? (Corán 88,143; 6,149; 7,178; 9,51;
25,2;
74,31...).
4. "Las religiones nunca incitan a la guerra y no
suscitan sentimientos de odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la
violencia o al derramamiento de sangre." ¿De verdad todas las
religiones tienen el mismo discurso? ¿Por qué el Corán, la vida de
Mahoma y la historia del islam dan testimonio de lo contrario?
5. "La fuerte convicción de que las verdaderas
enseñanzas de las religiones invitan a permanecer anclados en los
valores de la paz." Jesús ordenó incluso el amor a los enemigos (Mateo
5,44) y lo practicó a la perfección (Lucas 23,34). Alá ordena el odio:
"¡Entre nosotros y vosotros hay enemistad y odio para siempre, hasta
que creáis en Alá únicamente!" (Corán 60,4). ¿Quién puede venir después de Cristo, sino el
Anticristo?
6. "El terrorismo detestable que amenaza la
seguridad de las personas, tanto en Oriente como en Occidente, en el
Norte o en el Sur, propagando pánico, terror o pesimismo, no se debe a
la religión -incluso si los terroristas la instrumentalizan-, sino que
se debe a la acumulación de interpretaciones erróneas de los textos
religiosos." Pero aquí no es cuestión de "mala interpretación", pues,
por un lado, se trata de hechos, y por otro, el Corán es una palabra
"evidente" (Corán 4,174; 6,57), "explícita" (Corán 44,2), "sin
ambigüedad" (Corán 18,1).
7. "Es una necesidad indispensable reconocer el
derecho de la mujer a la educación, al trabajo, al ejercicio de sus
derechos políticos. (...) También es necesario protegerla de la
explotación sexual y del hecho de tratarla como mercancía o medio de
placer o de beneficio económico." ¿Están los musulmanes verdaderamente
dispuestos a rechazar el modelo de Mahoma, que enseñó la inferioridad
ontológica de las mujeres (Corán 2,228), con el deber de pegarles
(Corán 4,15.34), aquel a quien Alá concedió tantas mujeres como quería
(Corán 33,50), y que redujo a multitud de ellas a esclavitud (Corán
33,52), un tráfico abominable con el que se enriqueció (Corán 8,41;
59,6)?
¿De dónde proviene la "esperanza en un futuro brillante para todos los
seres humanos" de Al-Tayyeb y Francisco, si el islam debe sustituir a
todas las religiones (Corán 2,193)? El futuro que Jesús nos prometió
aquí abajo ¿no es apocalíptico (Mateo 24)? Si para Francisco, "solo hay un gran peligro en este momento: la
destrucción, la guerra, el odio entre nosotros",
para mí, el único gran peligro, ahora y hasta el fin del mundo, es el
de la condenación. Querer escapar de él da la fuerza para llevar la
cruz, único medio de vencer a los poderes del infierno y evitar los
compromisos que llevan a él. Si Jesús no hubiera tenido otra
preocupación que evitar la destrucción, la guerra y el odio, no habría
invitado a sus discípulos a llevar su cruz (Lucas 9,13; 14,27) y se
habría guardado muy bien de excitar el odio de todos (Mateo 10,34;
Marcos 13,13; Lucas 12,51; Juan 15,25).
En conclusión, mantengamos las recomendaciones tan religiosamente
incorrectas de san Pablo: "No os unzáis al mismo yugo con los infieles:
¿qué tiene que ver la rectitud con la maldad?, ¿puede unirse la luz y
las tinieblas?, ¿pueden estar de acuerdo el Mesías y el diablo?, ¿irán
a medias el fiel y el infiel?" (2 Corintios 6,14-15).
|
|
|