El Corán, ¿libro perfecto, o centón contrahecho?

PEDRO GÓMEZ





No planteamos aquí ningún debate especulativo de carácter histórico, ni ideológico, ni teológico o religioso sobre el Corán. Se trata, por el contrario, de cuestiones fácticas. En primer lugar, las anomalías que aparecen y se pueden comprobar ahí en la composición del texto en cuanto texto, escrito en lengua árabe. Y luego, las inexactitudes, confusiones o deformaciones que se descubren en ciertos elementos narrativos, cuando los examinamos a la luz de sus fuentes hebreas y cristianas.



1. Errores formales en el lenguaje del texto coránico


La investigación del coranólogo Sami Aldeeb, publicada en Linguistic errors in the holy Koran in arabic (2017), muestra que el libro del Corán es un texto en el que abundan errores lingüísticos, desde el punto de vista de la lengua árabe: enlace 1; enlace 2.


En la primera parte de su obra, analiza los diversos tipos de errores existentes en el texto coránico. Y en la segunda, presenta a dos columnas el texto árabe en orden cronológico y, al lado de cada versículo, los errores gramaticales y lingüísticos observados. El autor los clasifica en once categorías:


1. La ambigüedad en el uso de palabras o frases.

2. Las faltas de ortografía.

3. Las variantes y los errores de los copistas.

4. El uso de palabras inapropiadas y la teoría de la inclusión.

5. La permutación defectuosa de los elementos del discurso.

6. Los errores gramaticales, o enálage.

7. Las contradicciones en el texto coránico: A) En el plano de las normas y teoría de la abrogación. B) En el plano de los relatos.

8. La repetición, la dispersión y la redundancia.

9. Las lagunas del Corán, y la teoría de la omisión y la estimación.

10. La dislocación de versículos del Corán.

11. El corte defectuoso de los versículos y la ausencia de puntuación moderna.


Hay una exposición de ese estudio, realizada por el autor y traducida el español, accesible en Internet. Errores lingüísticos en el Corán.


Entre otras cosas, Sami Aldeeb señala que, en el texto árabe del Corán canónico de Al-Azhar, el más difundido hoy, se encuentran más de 2.500 errores lingüísticos y estilísticos (Aldeeb 2016: 5). La colocación tardía de los acentos y los puntos diacríticos con sus oscilaciones da lugar a varios miles de variantes. De tal manera que las variabilidad afecta hoy a 3.462 versículos del total de 6.236 de esa edición de El Cairo (cfr. Aldeeb 2016: 10 y 13).


Aproximadamente la mitad versículos del Corán presentan dificultades o incorrecciones lingüísticas formales. Cerca del 25% son expresiones ambiguas, oscuras o ininteligibles. En torno al 15%  del texto delata lagunas, es decir, faltan palabras.


En suma, habría trescientos errores respecto a la gramática árabe. Unos mil setecientos errores estilísticos: orden erróneo de las palabras, lagunas en las frases, frases incoherentes en un mismo versículo, o entre un versículo y el siguiente, palabras inapropiadas, etc. Este es "el Corán que el Señor del universo ha hecho descender en una lengua árabe muy clara" (Corán 47/26,192-195).




2. Errores materiales en el contenido de los relatos coránicos


Por otro lado, los errores formales no son los únicos que se detectan en el Corán, sino que también encontramos frecuentes errores de contenido, de mayor o menor importancia, por ejemplo en relatos que están en paralelo con otros relatos bíblicos. Recopilamos aquí algunos de estos errores materiales, dispersos acá y allá por el texto y que, salvo que fueran licencias poéticas desacertadas o glosas descuidadas, demuestran conocimiento poco preciso de las fuentes, acaso confusiones inconscientes y, en algunos casos, deformaciones acometidas en ciertos elementos de la historia intencionadamente.


Corán 45/20,85-88 y 95-97: En la historia de Moisés, cuenta que un "samaritano" hizo el becerro de oro. Pero la Biblia narra que fue Aarón (Éxodo 32,7). Además, no podía haber un samaritano en tiempos de Moisés, que vivió en el siglo XIII a. C., porque Samaría no existió antes del 870 a. C.


Corán 45/20,120: En el relato de Adán, el Corán menciona un solo árbol prohibido, el "árbol de la eternidad", que corresponde al bíblico árbol de la vida. Pero la Biblia habla de dos árboles del paraíso prohibidos, el árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 3,1-7), ausente en el Corán, y el árbol de la vida, comiendo del cual se vive para siempre (Génesis 3,22).


Corán 45/20,121: Satán tienta a Adán, y él y su mujer, ambos simultáneamente, comieron la fruta del árbol prohibido; mientras que, en la Biblia, la serpiente tentó a Eva, que comió primero y luego le dio a su marido (Génesis 3,1-7).


Corán 49/28,6-8 y 38; 60/40,24: Sitúa a un personaje llamado Amán junto al Faraón, en días de Moisés (siglo XIII a. C.). Pero, en la Biblia, ese personaje Amán aparece ampliamente en el libro de Ester (capítulo 3 en adelante). Amán fue consejero del rey Asuero de Persia, en el siglo V a. C. Evidentemente resulta un anacronismo.


Corán 49/28,23: Cuando Moisés llegó a los pozos de Madián encontró allí a dos mujeres. Pero la Biblia cuenta que eran siete mujeres (Éxodo 2,16).

 

Corán 55/6,74: Al padre de Abrahán lo llama Azar, en vez de Téraj (Génesis 11,26-27), probablemente confundiéndolo con Eliezer, un criado de Abrahán (Génesis 15,2).


Corán 56/37,101-107: Da a entender que el hijo de Abrahán llevado al sacrificio es Ismael, el hijo de Agar (puesto que el nacimiento de Isaac se narra después). Pero, en la Biblia, se trata indudablemente de Isaac, el hijo de Sara (Génesis 22,1-18).


Corán 60/40,36: El Faraón encarga a Amán construir una torre de ladrillo para llegar a Dios. Esto supone una mezcla con la historia de la de la torre de Babel (Génesis 11,1-9).


Corán 67/51,13: Se inventa el relato sobre Abrahán en la hoguera, a partir de la palabra Ur (nombre de la ciudad mesopotámica) traducida incorrectamente por "fuego".


Corán 73/21,68-69: Vuelve a mencionar que Dios libró a Abrahán del horno caldeo, cuando la traducción correcta debe ser: Dios lo hizo salir de Ur (Génesis 11,31).


Corán 97/2,249: Atribuye al rey Saúl un episodio en el que se pone a prueba a los soldados prohibiéndoles beber agua de un río; pero en la Biblia esa narración corresponde a Gedeón, el quinto de los jueces (Jueces 7,4-8).


Corán 89/3,33-35: Vincula a María, la madre de Jesús, con la "familia de Amrán" (89/3,33). Habla de la madre de María indicando que es la "mujer de Amrán" (89/3,35), el padre de Aarón y Moisés. También designa a María como "hija de Amrán" (107/66,12) y "hermana de Aarón" (44/19,28). Casi trece siglos de anacronismo.





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