Islam y
cristianismo: los callejones sin salida del diálogo interreligioso
FRANÇOIS JOURDAN / ELÉONORE DE VULPILLIÈRES
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ENTREVISTA. El islamólogo François Jourdan
analiza las diferencias específicas que distinguen al islamismo del
cristianismo. Lamenta la negación de la realidad que cunde en el
ambiente y oculta los problemas que habría que resolver en el diálogo
con la religión musulmana.
François Jourdan es islamólogo y teólogo de la congregación de Juan
Eudes. Es autor del libro Islam y
cristianismo. Comprender las diferencias de fondo, publicado por
Éditions du Toucan, 2015. La entrevistadora, Eléonore de Vulpillières,
es periodista de Le Figaro.
ELÉONORE DE VULPILLIÈRES. Su libro Islam y cristianismo. Comprender las
diferencias de fondo lleva a cabo un profundo estudio de las
condiciones en que podría
comenzar un diálogo islamo-cristiano basado en fundamentos sólidos.
¿Cuáles son las principales disfunciones en el momento actual?
FRANÇOIS JOURDAN. No estamos preparados para un verdadero diálogo, ni
el islam, que está petrificado desde hace muchos siglos y
fundamentalmente falto de libertad, ni el cristianismo con su retraso
en la comprensión doctrinal del islam en comparación al cristianismo y
con su complejo de antiguo colonizador. La ignorancia mutua es grande,
incluso si creemos saber: todas las palabras tienen un sentido
diferente en su coherencia religiosa específica. La islamología está en
declive en la universidad y en las iglesias cristianas. El laicismo
francés (exceso de laicidad) está en desventaja para entender las
religiones. Así que nos contentamos con recursos geopolíticos (historia
y sociología del islam) y afectivos (empatía simpática, diplomacia,
lenguaje políticamente correcto). Hay una especie de enfermedad
psicológica en la que nos hemos instalado desde alrededor de 1980,
después de las independencias y del concilio Vaticano II, que había
abierto una actitud verdaderamente nueva con respecto a una geopolítica
desfavorable, mantenida desde los inicios del islam con las conquistas
árabe y turca, la piratería berberisca durante siglos en el mar
Mediterráneo, las cruzadas y la colonización.
¿A qué se debe la
perplejidad de los franceses frente al islam?
Se debe a la ignorancia y la percepción subconsciente de que uno juega
a un juego no explicitado. No decimos las cosas, o decimos unas y
ocultamos
otras, y estas surgirán más tarde desestabilizando todo lo que se haya
dicho de antemano. Todas las palabras tienen un sentido diferente para
el otro. Por ejemplo, la palabra profeta (nabî
en hebreo bíblico y en árabe coránico). El profetismo bíblico es activo
y no es en absoluto de la misma naturaleza que el coránico, pasivo ante
Dios. Hay errores, como sobre Abrahán, que sería el primer monoteísta
y,
por ello, padre de un presunto abrahanismo común al judaísmo, el
cristianismo y al islamismo; mientras que, para los musulmanes, el
primer monoteísta de la historia es Adán. ¡Pero calla! ¡No hay que
decirlo! Pues bien, el islam es básicamente adánico, "la religión de
siempre", y no abrahánico, porque el islam ignora totalmente la Alianza
bíblica hecha con Abrahán y que es la trama de la historia de Salvación
para los judíos y los cristianos, donde Dios es Salvador. En el islam,
Dios no es salvador. El islam no es una religión bíblica. Y debemos
reconocerlo como tal, como quiere ser... y tenerlo en cuenta para el
entendimiento mutuo, que hoy se intenta proclamar alto y claro para
pavonearse de ser abierto.
La Andalucía de la
España musulmana presentada como el modelo perfecto de coexistencia
pacífica entre cristianos y musulmanes, en las horas de esplendor de la
civilización araboislámica está para usted entre los ejemplos
históricos distorsionados. ¿Cómo y con qué propósito?
Los conquistadores musulmanes llegaron a tierras de antiguas y altas
civilizaciones (egipcia, mesopotámica, griega antigua, bizantina,
latina). Con el tiempo, se asentaron y prosiguieron los esfuerzos
anteriores, sobre todo mediante la difusión de los imperios árabe y
turco. Pero con frecuencia no fue muy fecunda por falta de libertad
fundamental. Los grandes Avicena y Averroes murieron en desgracia. La
escuela racionalista de los mutazilíes (siglo IX) fue reprimida. Y todo
colapsó en el siglo XI, cuando se consagró el "cierre
de las puertas de la interpretación". Si hubo un período relativamente
tolerante bajo Abd al Rahmán III en Andalucía, no nos olvidemos de las
persecuciones contra los cristianos, y luego, con las dinastías
bereberes de los almorávides y los almohades, también contra los judíos
y los propios musulmanes. Una vez más, los dados están trucados: se
exagera a propósito un cierto pasado cultural como si se tuviera
necesidad de
idealizarlo hoy para quedar bien.
¿Considera, como
Rémi Brague, que muchas veces los cristianos, por pereza intelectual,
aplican al islam esquemas de pensamiento cristianos, lo que los lleva a
entenderlo como una especie de cristianismo, equivocadamente?
La ignorancia de la que hablaba, camuflada, hace que uno se deje
engañar por las apariencias, siempre mendaces en el islam, que es un
sincretismo de elementos paganos (los genios, la caaba), maniqueos
(profetismo gnóstico remodelado fuera de la historia real, con
Mani el 'sello de los profetas'), judíos (Noé, Abrahán, Moisés, David,
Jesús... pero convertidos en musulmanes anacrónicamente y actuando de
otra manera: Salomón es un profeta y habla con las hormigas... ), y
cristianos (Jesús tiene otro nombre Isâ,
no murió, ni resucitó, pero habló desde la cuna y dio vida a unos
pájaros
de barro ...). La fonética de los nombres hace creer que se trata de lo
mismo. Y no hablemos de los ejes profundos de la visión coránica de
Dios y del mundo: un Dios abrumador que lo domina y maneja todo, sin
dejar lugar real y autónomo a lo que no es Él (problema fundamental de
falta de alteridad, debido a la hipertrascendencia divina sin la
Alianza bíblica). Entonces, si tenemos 'el mismo Dios', cada uno lo ve
a su manera y, para tranquilizarse, cree que el otro lo ve
igual... Es la incomprensión total y la distorsión permanente en las
relaciones mutuas (sin decirlo, por supuesto: habría que atreverse a
desvelarlo).
Si a veces se reconocen algunas diferencias para parecer lúcido, la
mayor parte del tiempo (y sin decirlo) se está en planetas
completamente diferentes, pero nos adulamos mutuamente diciendo que
estamos en 'diálogo', y así podemos dormir tranquilos.
Una vez que el
concilio Vaticano II "abrió las puertas de la alteridad y del diálogo",
escribe "nos hemos instalado en el diálogo superficial, el diálogo de
salón, en un falso consenso". ¿Cómo se manifiesta este consensualismo
respecto al islam?
Por la ignorancia, o por conocimientos vistos de lejos y baratos: es
lo fácil. Entonces se pretende hacer creer que el islam es
'abrahánico', que 'tenemos la misma fe', que somos las 'religiones del
Libro' y que tenemos el 'mismo Dios', que podemos rezar con las
'mismas' palabras, que el cristiano también debe reconocer que Mahoma
es "profeta" y en sentido fuerte 'como los profetas bíblicos' y que el
Corán le fue 'revelado' en sentido fuerte 'como la Biblia', mientras
que
lo que se hace, a todas luces, es echar por tierra cuatro quintas
partes
de la doctrina cristiana... ¡Y así, mediante todo este deshonesto
forzamiento, descubrimos que "tenemos muchos puntos comunes"! Esto es
indefendible.
Para mantener el
"vivir juntos" y salvaguardar la paz en las relaciones entre islam y
cristianismo, o entre el islam y la democracia, ¿nos contentamos con
aproximaciones?
Esas aproximaciones son errores importantes. Se mantiene una confusión
que engaña a todo el mundo: musulmanes y no musulmanes. Es un dudoso
pacifismo:
se oculta la realidad de nuestras diferencias, que son mucho más
significativas de lo que nos atrevemos a decir, y todo ello por miedo a
nuestras diferencias. Se cree con facilidad que estamos cerca y que
podemos vivir en paz, cuando en realidad no se necesita tener cosas en
común para dialogar. Este forzar las cosas es la expresión inconfesada
de un miedo a lo desconocido del otro (y al inconfesado retraso en el
conocimiento que tenemos del otro y su camino). Por ejemplo, la
libertad religiosa, un derecho humano fundamental, deberá poner en
cuestión la saría (la
organización islámica de la vida, sobre todo en sociedad). Estaría bien
ponerse a hablar de esto algún día entre nosotros. Le tenemos miedo: no
es "políticamente correcto". Por lo tanto, esto corre el riesgo de
resolverse por la relación de fuerza demográfica... y la violencia
futura en la sociedad francesa. Por supuesto, ya no estamos en aquel
período antiguo, pero la saría
es coránica, y sostiene que el islam debe sustituir a todas las demás
religiones
(Corán 48,28; 3,19; 3,85; y 2,286, versículos que se recitaron en los
jardines del Vaticano
delante del papa Francisco y Simon Peres en junio de 2014). Por lo
demás, Bumedian, Gadafi y Erdogan lo declaran sin rodeos.
Usted cita ideas de
Tariq Ramadan, que declaraba: "El islam no es una religión como el
judaísmo o el cristianismo. El islam se hace cargo de lo social. Añade
a lo que es propiamente religioso los elementos del modo de vivir, la
civilización y la cultura. Este carácter englobante es característico
del islam". ¿Es el islam compatible con la laicidad?
Esa definición es la de la saría,
es decir, que el islam, como Dios, debe salir victorioso y administrar
el mundo en todas sus dimensiones. El islam es globalizante. Los
musulmanes de China o del sur de Filipinas quieren hacer su Estado
islámico... No es una deriva, sino que es la coherencia profunda del
Corán. Es incompatible con la libertad religiosa real. Lo vemos
claramente con los musulmanes que querrían abandonar el islam por otra
religión o estar sin religión: en su propio país islámico, esto es una
temeridad. Igualmente, hay tres versículos del Corán (60,10; 2,221;
5,5) que obligan al hombre no musulmán a convertirse al islam para
casarse con una mujer musulmana, incluso en Francia, para que sus hijos
sean musulmanes. Por supuesto, no todo el mundo es forzosamente
practicante y, entonces, es una cuestión de negociación bajo presiones,
también en Francia, donde nadie dice nada. Se tiene miedo. Ahora bien,
hoy, hay que decir claramente que ya no se puede construir una sociedad
con una sola religión, cristiana, judía, islámica, budista... o atea.
Esta fase de la historia humana está ya superada por la libertad
religiosa y los derechos humanos. La laicidad exige no la prohibición
sino la discreción de todas las religiones en el espacio público,
porque los demás ciudadanos tienen derecho a seguir un camino de vida
diferente. Esta no es la tendencia coránica, según la cual el islam se
considera superior a las otras religiones y con el deber de dominar
(Corán 2,193;
3,10; 3,110; 3,116; 9,29; 9,33).
La portada del
número especial de Charlie Hebdo
que conmemora los atentados del 7 de enero, con una tirada de un millón
de ejemplares, representa a un Dios con sandalias, la cabeza adornada
con el ojo de la Providencia y armado con un kalashnikov. Se le designa
como "el asesino todavía anda suelto". ¿Qué revela esto que, por los
símbolos empleados, parece apuntar más a la religión cristiana que al
islam?
Ahí hay una maniobra inconfesada. Al no poder ya enfrentarse a la
violencia islámica, Charlie
echa mano de la referencia cristiana para hablar de Dios en el islam.
Para el islam, representar a Dios sería una horrible blasfemia que
inflamaría de nuevo al mundo musulmán. Por eso, han escogido mostrar un
Dios cristiano completamente deformado (porque de hecho para los
cristianos, el Padre envió al Hijo, arriesgándose históricamente al
rechazo y la muerte blasfema en la cruz: el Dios cristiano no es un
asesino, sino todo lo contrario). Pero haría falta que los biblistas
cristianos y judíos muestren, más de lo que hacen, que la violencia de
Dios en el Antiguo Testamento no es más que la de los hombres puesta
sobre espaldas de Dios, para expresar, mediante antropomorfismos e
imágenes, que Dios es fuerte contra el mal. Los cristianos saben que
Dios es amor (1 Juan 4,8 y 16), solo amor y todo amor. La manipulación
es siempre fácil, incluso en nombre de la libertad.
¿Todas las
religiones tienen la misma relación con la violencia cuando se profana
lo sagrado?
Todas las civilizaciones han legitimado la violencia de diversas
maneras. Así que nadie está autorizado a dar lecciones. Sin embargo,
las coherencias doctrinales de las religiones varían. Cada uno ve 'lo
Último' (como en el budismo sin Dios), lo divino, lo sagrado, Dios,
dando sentido a todo lo demás: la visión del mundo, de los otros y de
uno
mismo, y el tratamiento de la violencia forma parte de ello. Es su
camino de referencia. Mahoma, objetivamente fundador histórico del
islam, fue jefe religioso, político y militar: el profeta armado,
propuesto como el "buen modelo" por Dios (Corán 33,21); un Dios
que "prescribe" la violencia en el Corán (2,216 y 246) e incita a ella
(Corán 8,17; 9,5; 9,14; 9,29; 9,73; 9,111; 9,123; 33,61; 47,35; 48,29;
61,4; 66,9...). El Corán hecho por Dios y descendido del cielo por
dictado celestial, es considerado por los musulmanes como la referencia
definitiva de la revelación. Las biografías islámicas del fundador del
islam
testimonian su uso de la violencia, incluida la decapitación de más de
700 judíos en marzo de 627, en Medina. Y nuestros amigos del islam lo
justifican.
Según la regla archiclásica de la abrogación (Corán 2,106), los
últimos versículos abrogan a los anteriores que estén en contra. Y
resulta que los
últimos son los intolerantes, cuando Mahoma es jefe político y militar.
No es una deriva. Cuando, con san Agustín, el cristianismo siguió al
jurista y pensador romano pagano Cicerón (muerto el año 43 a. C.) en su
elaboración de la guerra justa ("hacer justamente una guerra justa"
decía) no seguía el espíritu de Cristo. Gandhi, al leer el Sermón de la
Montaña de Jesús (Mateo 5-7), vio muy bien y comprendió, mejor que
muchos cristianos, que Dios no es violento y que en adelante es
necesario desarrollar históricamente otras formas dignas del hombre
para resolver nuestros conflictos. Porque se trata de defenderse, claro
está, pero el fin no justifica los medios, en especial los de mañana,
que serán aún más terriblemente destructivos. Pero los cristianos que
tienen el Evangelio en sus manos no lo han visto aún realmente. Esas
derivas provienen de los hombres, pero no de Dios, que, por el
contrario, los impulsa mucho más lejos para su propia felicidad en la
tierra. Para juzgar sobre esto, hay que distinguir entre las derivas de
hecho
(las hay por doquier) y los caminos de referencia de cada religión: su
visión de Dios o lo Último. Por lo tanto, en lugar de hacer el avestruz
cobardemente, los no musulmanes deberían, por la fuerza de la verdad
(la "satyagraha" de Gandhi),
ayudar a los musulmanes, gravemente coartados en su libertad (sin
juzgarlos, porque nacieron en ese sistema coercitivo), a ver estas
cosas
que están ocultas hoy para la mayoría 'pensante' que busca lo fácil y
conservar su posición. Negar la realidad, que es lo que prevalece hoy
en el
ambiente, supone caer en un pacifismo que enmascara los problemas que
se deben
resolver, que van a enquistarse y crecer, y que explotarán con más
fuerza en el futuro ante nosotros. Es urgente plantear el verdadero
diálogo de paz
y de salvación contra la violencia, prestar la ayuda que nos debemos
entre
hermanos que vivimos juntos en la misma tierra.
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