El laicismo

6. El islam, enemigo declarado de la laicidad

PEDRO GÓMEZ





Si los enemigos de la laicidad, por definición, son enemigos de la democracia, contrarios a los derechos humanos y al pluralismo, antagonistas de la igualdad ante la ley y de las libertades, ¿qué ideología política, qué sistema religioso, destaca hoy con esa orientación profundamente contraria a la Modernidad?

 

Es necesario decirlo. En nuestros días, en España y en el mundo, el mayor enemigo de la laicidad es el islamismo. Con esto me refiero tres cosas: 1º) al islam como sistema indistintamente religioso-político, 2º) al conjunto de los países musulmanes y 3º) a las minorías musulmanas en los países democráticos, especialmente en Europa.

 

Lo primero, porque el Corán, la tradición de Mahoma y la jurisprudencia islámica conforman históricamente un sistema incompatible con las libertades modernas y nadie lo ha reformado. Y no olvidemos que el islam surgió como religión política, y que religión y política son indisociables hasta hoy. La doctrina islámica a la que se adhiere la inmensa mayoría de musulmanes no puede aceptar la laicidad, a menos que se alejaran del Corán y de la tradición teológica y jurídica consagrada.

 

Lo segundo, porque los Estados musulmanes, o de mayoría musulmana, nunca han querido firmar la Declaración universal de derechos humanos. Y las llamadas declaraciones islámicas de derechos humanos los supeditan a la ley islámica, lo que equivale a negarlos en lo fundamental: rechazan por completo la libertad de religión, la igualdad de la mujer y la equiparación jurídica de los no musulmanes, y se impone una jurisprudencia arcaica.

 

Lo tercero, porque de hecho las minorías musulmanas ya empiezan a plantear conflicto en países occidentales como Canadá, Francia, Reino Unido, Holanda, Suecia, Austria, Suiza, por ejemplo, con la táctica de demandar la aplicación del derecho islámico (la charía) a los asuntos familiares y sociales, en sustitución del código civil, rompiendo así el principio de igualdad ante la ley y minando la constitución democrática.

 

El objetivo último está meridianamente claro en el islamismo: es su deber no cejar hasta que el poder musulmán prevalezca en el mundo entero (cfr. Corán 2,193; 9,33). Por eso, los países no islamizados son catalogados como «territorio de guerra».

 

En sus declaraciones lo dicen abiertamente. Por ejemplo, con motivo del segundo aniversario de la inauguración de la Mezquita Mayor de Granada, en el Albaicín, hubo un discurso conmemorativo, titulado Islam y Europa, luego publicado por la Comunidad Islámica en España, donde se afirma que esperar que el islam se integre en el sistema europeo significa que no se ha comprendido en absoluto lo que es el islam. Porque, se enfatiza:

 

[El] «islam no puede estar sometido a ningún sistema o ideología. Si es este el caso, entonces deja de ser islam. No es como el cristianismo. Al ser la última guía divina para la raza humana, no puede tener un papel secundario, debiendo concedérsele la supremacía permitiendo que se imponga sin restricción alguna» (Abdalhaqq Bewley 2005: 16).

 

Así pues, hoy, en toda Europa, el islamismo plantea el mayor desafío para la laicidad del Estado. La actuación islamista (la yihad) empieza por la propaganda ideológica y cultural, a través de Internet, a través de la enseñanza, los medios universitarios y las iglesias; prosigue con objetivos políticos y jurídicos limitados, pero cada vez más amplios, y su meta declarada es la destrucción de toda sociedad no musulmana, en aras del predominio final del islam, en nombre de Alá. Su horizonte es conocido: ninguna autonomía para el Estado, ni para la sociedad, ni para la persona.

 

Aquí tenemos un totalitarismo de signo inverso, el proyecto de un Estado teocrático, cuya estrategia postula que todos los logros del laicismo y la democracia deben ser aniquilados.

 

Lamentablemente el islam encuentra compañeros de viaje entre ciertos intelectuales que se las dan de ateos y no pocos antisistema, en su lucha contra la Iglesia, e incluso contra la civilización occidental, de la que aquella fue durante siglos un baluarte.

 

En su versión radical, cada uno a su manera, laicismo e islamismo coinciden en la pretensión de destruir todas las demás religiones, para prevalecer como única ideología en la sociedad y en el mundo.

 

En definitiva, como recordatorio, podemos recapitular esquemáticamente la evolución del laicismo al hilo de las centurias, bajo la forma de estas tres polaridades principales, aunque quepan otras formulaciones diferentes:

 

En el siglo XIX, la oposición entre tradicionalismo y liberalismo.

En el siglo XX, la oposición entre democracia liberal y revolución totalitaria.

En el siglo XXI, la oposición entre democracia y teocracia islámica.




Bibliografía


Abdalhaqq Bewley, Hajj

2005 Islam y Europa. Granada, Comunidad Islámica en España.

 

Cárcel Ortiz, Vicente

2000 La gran persecución, 1931-1939. Barcelona, Planeta.

 

Cliteur, Paul

2007 Esperanto moral. Barcelona, Los Libros del Lince, 2009.

 

Martín Rubio, Ángel David

2001 «La persecución religiosa en España (1931-1939). Una aportación sobre las cifras», Hispania Sacra, vol. 53, nº 107: 63-90.

 

Montero Moreno, Antonio

1961 Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939. Madrid, Editorial Católica, 2004.

 

Payne, Stanley G.

2006 Cuarenta preguntas fundamentales sobre la guerra civil. Madrid, La Esfera de los Libros.

 

Tomás y Valiente, Francisco

1971 El marco político de la desamortización en España. Barcelona, Ariel, 1989.

 

Los textos de todas las constituciones políticas citadas en este trabajo se hallan hoy fácilmente accesibles en Internet.






 El laicismo y sus avatares históricos



1. El origen y evolución de la idea de ‘pueblo’


2. El significado teórico del concepto de laicismo


3. La religión en las constituciones políticas de España


4. El significado práctico del laicismo en los hechos históricos


5. La ideología laicista como ideología antirreligiosa


6. El islam, enemigo declarado de la laicidad



La religión en las constituciones de varios países de Europa y Estados Unidos


La religión en la Declaración universal de los derechos humanos


La religión en la Constitución de la Unión Europea


La religión en las declaraciones islámicas de los derechos humanos