¿Por qué me ocupo de los errores lingüísticos del Corán?

SAMI ALDEEB





Hay algunos que critican mi interés por los errores lingüísticos del Corán.


Por supuesto. Un creyente musulmán, ignorante o culto, no puede aceptar la idea de que haya errores lingüísticos en el Corán.


Las objeciones de los musulmanes en este punto son varias. Preguntan cómo puedo yo pretender que hay errores lingüísticos en el Corán,


— cuando los oponentes al profeta Mahoma y los genios de la lengua árabe no encontraban errores en el Corán;


— y cuando las reglas de la lengua árabe están basadas en el Corán.


Y muchas otras objeciones.


En verdad, cualesquiera que sean las objeciones, proceden de una única razón: el dogma. Estas objeciones se pueden resumir de la siguiente manera: El Corán es la palabra de Dios y Dios no puede cometer ningún error.


Aquí basta observar lo que los musulmanes escriben sobre la retórica del Corán y su prodigio lingüístico. Comprobaréis entonces que sus palabras se parecen al coqueteo con una chica.


No hace falta que os dé ejemplos para probarlo.


De esta primera verdad se deriva otra: un musulmán no se atreve a admitir que haya un error en el Corán, porque esto significa negar su fuente divina. Entonces lo tildarán de apóstata, con las desastrosas consecuencias que ello implica.


El musulmán está listo para aturdiros mil veces con argumentos estúpidos, antes de reconocer la existencia de un solo error en el Corán. Da vueltas y vueltas sin fin hasta el punto de perder el equilibrio mental y su capacidad de rebelarse contra su dogmatismo.


El musulmán cree que mi discurso sobre los errores lingüísticos del Corán tiene como objetivo persuadirlo y sembrar dudas entre los musulmanes de que el Corán no es la palabra de Dios... y la prueba es que hay errores lingüísticos en el Corán.


En verdad, incluso si el Corán estuviera completamente libre de errores, esto no lo convierte en la palabra de Dios.


Todo libro es un libro humano. Del cielo no desciende más que la lluvia, los meteoritos y los excrementos de pájaro. Cualquiera que diga lo contrario debería estar en una clínica psiquiátrica.


Mis palabras se aplican a todos los libros llamados sagrados: la Torá, el Evangelio y el Corán. No veo diferencia entre estos libros y el libro de Las mil y una noches en lo que concierne a su origen humano. Todos estos libros están escritos por humanos y se atribuyen erróneamente a Dios.


En virtud de esta certeza, aseguro a todos aquellos que quieran escucharme que mi interés por los errores lingüísticos del Corán no tiene nada que ver ni directa ni indirectamente con ninguna voluntad de hacer dudar a los musulmanes.


Entonces, ¿cuál es la razón de mi interés por los errores lingüísticos del Corán?


La respuesta es sencilla: como traductor del Corán a tres lenguas: francés, inglés e italiano, tuve que afrontar los errores lingüísticos del Corán y debí encontrar la manera de traducir un texto lleno de errores para aquellos que no comprendían la lengua árabe. ¿Tengo que traducir el Corán con sus errores? Tengan en cuenta que he clasificado estos errores en 11 tipos. Por errores lingüísticos entiendo estos errores relacionados con el discurso coránico en cuanto lengua. Los errores históricos, geográficos o científicos no me interesan en cuanto traductor. Toda mi preocupación es el texto coránico como discurso dirigido a los lectores de mis traducciones: ¿cómo puedo transmitirles el sentido de una obra incoherente y ambigua? Al mismo tiempo, vi que era importante responder a aquellos que pretenden que el Corán es el culmen de la retórica y que carece de error. Esta afirmación es un insulto a la razón. Un intelectual entre mis lectores ha admitido que mi edición árabe del Corán, en la que señalo más de 2.500 errores lingüísticos, lo hacía leer el Corán de manera diferente de lo que había hecho antes. Y una estudiante de estudios islámicos me confesó que, al leer mi edición árabe del Corán, tenía la impresión de leer un libro nuevo que nunca había leído.


Después de terminar mi edición árabe del Corán en orden cronológico según Al-Azhar en ortografía cúfica (sin acentos y sin puntos diacríticos), la usual y tradicional, con puntuación moderna, las fuentes del Corán, las causas de la revelación, las variantes, los versículos abrogados y abrogantes, la significación de las palabras y los errores lingüísticos, los lectores me pidieron que publicara el Corán en una columna, indicando en otra columna los errores lingüísticos en cada versículo. Querían que dejara de lado los otros elementos de mi edición árabe del Corán. Y eso fue lo que hice. Mi edición árabe del Corán y mi libro Los errores lingüísticos en el Corán están disponibles de forma gratuita en mi sitio de Internet, y también se pueden obtener con mis otros libros en Amazon.


Queda otra pregunta: ¿por qué un no musulmán está interesado en traducir y enseñar el Corán en su curso sobre los fundamentos del derecho musulmán, sobre el que escribí un grueso volumen en francés, inglés e italiano?


La respuesta es simple: el Corán forma parte del patrimonio humano y árabe. No se limita a los musulmanes. Además, el Corán ha tomado más del 80% de su contenido de fuentes judías y cristianas. Por consiguiente, el judío y el cristiano y cualquier otra persona tienen derecho a leerlo y enseñarlo. Y los musulmanes no tienen derecho a imponer a los no musulmanes su manera de leerlo como unos loros.


Por otro lado, sin comprender el Corán y las enseñanzas del islam, no es posible el diálogo entre musulmanes y no musulmanes, ni comprender las artimañas de los musulmanes en los diversos campos.


Finalmente, hay que señalar que los mismos musulmanes distribuyen el Corán gratuitamente a los no musulmanes en las plazas públicas y en las ferias del libro en los países occidentales y en otras partes, y se esfuerzan igualmente en predicar el islam a los no musulmanes ¿Cómo pueden, entonces, reprochar a los no musulmanes por tratar de entender el Corán y discutir su contenido? A menos que lo que busquen sea que los no musulmanes lean el Corán como loros, a la manera musulmana.


Personalmente, pienso que los musulmanes deberían darme las gracias por mis estudios, en vez de criticarme.


En cualquier caso, no pretendo ser infalible. Agradezco todas las críticas constructivas que busquen mejorar mi edición árabe del Corán y mi obra sobre los errores lingüísticos en el Corán. Para quien desee entrar en contacto conmigo, esta es mi dirección de correo: sami.aldeeb@yahoo.fr



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