Errores lingüísticos en el Corán. 7. Las contradicciones del Corán

SAMI ALDEEB





Tratamos aquí sobre la séptima categoría de los errores lingüísticos que se encuentran en el texto coránico, a saber, las contradicciones del Corán.


Tipos de contradicciones


El Corán dice:

¿No meditan en el Corán? Si fuera de alguien que no sea Dios, encontrarían muchas divergencias (92/4,82).


Al comentar este versículo, la exégesis de Al-Azhar dice:


"Este libro proviene de Alá debido a la conformidad que existe entre su significación y sus enunciados que se confirman mutuamente. Esta es una prueba de que este libro proviene de Alá: porque, si viniera de cualquier otro, sus significados se contradirían y sus enunciados serían totalmente diferentes unos de otros."


Pero, en realidad, el Corán está lleno de contradicciones, que se pueden clasificar en cuatro categorías:


A. Contradicción en el plano de la ortografía: varios términos en el Corán están escritos de diferentes maneras. Ya lo mencionamos en la segunda categoría de los errores bajo el título de los errores de ortografía.

B. Contradicciones en el plano de una o dos frases con el fenómeno del enálage ampliamente difundido en el Corán y que afecta a todos los elementos del discurso: los pronombres (primera, segunda y tercera persona), los tres tiempos de la lengua árabe (presente, pasado e imperativo), el número (singular, dual y plural), el género (masculino, femenino y no razonable غير عاقل). Ya lo tratamos en la sexta categoría dedicada al enálage.

C. Contradicción en el plano de las normas.

D. Contradicción en el plano de los relatos.


En este artículo, vamos a estudiar las dos últimas contradicciones.



Contradicción en el plano de las normas


El Corán fue revelado durante 23 años y acompañó a una sociedad en mutación. Como todo sistema normativo, sufrió modificaciones. Se habla de abrogación النسخ, una noción definida en derecho musulmán como "la anulación parcial o total de la aplicación de una prescripción de la saría sobre la base de una indicación posterior que anuncia explícita o implícitamente esta anulación". La raíz de esta palabra en hebreo significa destruir (se encuentra en Deuteronomio 28,63; Proverbios 2,22 y 15,25; Salmo 52,7). En lengua árabe, tiene el doble sentido de copiar y de sustituir una norma por otra. El primer sentido se encuentra en dos versículos mequíes (39/7,154 y 65/45,29), y el segundo en dos versículos mediníes (87/2,106 y 103/22,53). Estos dos sentidos son una de las razones del debate en torno al concepto de abrogación, conocido en todos los sistemas jurídicos, ya sean de origen religioso o de origen positivo. A este propósito, se cita un adagio romano que reza: Lex posterior derogat priori (la ley posterior deroga la anterior).


La otra razón es de orden dogmático: ¿cómo puede Dios decidir un día una norma y más tarde establecer una norma contraria? Los adversarios de Mahoma lo acusaron de cambiar las órdenes dadas a los creyentes para servir a sus propios intereses. Aisha, la mujer favorita de Mahoma, le reprochaba que hacía revelar versículos según sus necesidades: "Veo que tu Señor se apresura a satisfacer tus deseos". Así, abolió la institución de la adopción a fin de poder casarse con Zaynab, la mujer de su hijo adoptivo Zayd, quien la repudió para satisfacer la inclinación de su padre adoptivo. Se han revelado versículos coránicos para responder a estas acusaciones, afirmando que era Dios quien quería aquellos cambios:


Cuando cambiamos un signo por otro, y Dios es quien mejor sabe lo que hace descender, dicen: "No eres más que un fabulador". Pero la mayoría de ellos no saben (Corán 70/16,101).


Por todo signo que abrogamos o hacemos olvidar, aportamos uno mejor que él, o semejante a él. ¿No sabes que Dios es todopoderoso? (87/2,106)


Pero otros versículos, sin embargo, parecen decir lo contrario, afirmando que las normas de Dios son inmutables:


— Ningún cambio en las palabras de Dios (Corán 51/10,64, repetido en 55/6,34).

— La palabra de tu Señor se ha cumplido en verdad y en justicia. Nadie puede cambiar sus palabras (55/6,115).

— Lo falso no lo alcanza ni por delante ni por detrás. Un descenso de parte de un sabio, digno de alabanza (61/41,42).

— Nadie puede cambiar sus palabras (69/18,27).


Los exegetas y juristas musulmanes responden a tal objeción diciendo que Dios conoce las cosas de antemano. Establece normas sabiendo que tienen un carácter temporal, y más tarde establece otras normas en función de los cambios de la situación. En esto, el legislador divino difiere del legislador humano que establece normas, y más tarde se da cuenta de que se ha equivocado, e interviene para corregir su error inicial.


Los juristas musulmanes modernos y recientes han dedicado muchas obras a la abrogación y creen que el conocimiento de esta institución es primordial para comprender el Corán y, por lo tanto, para ocupar el cargo de juez y de muftí. Distinguen a este propósito entre diferentes formas de abrogación:


— Un versículo puede abrogar a otro, pero ambos se mantienen en el Corán. Esto se llama abrogación de la norma y mantenimiento de la recitación. Así, el versículo 87/2,115 relativo a la dirección en el rezo estaría abrogado por el versículo 87/2,144, que fija la dirección del rezo hacia la Caaba.


— Versículos normativos que se habrían revelado a Mahoma, luego habrían sido reemplazados por otros versículos con contenido diferente. Pero ni los primeros ni los últimos fueron incluidos en el Corán. Así, según el testimonio de Aisha, mujer de Mahoma, la revelación contenía  un versículo que establecía la prohibición del matrimonio entre parientes de leche, si había más de diez tetadas, cifra que ulteriormente se redujo a cinco en otro versículo. Pero estos dos versículos han desaparecido del Corán, aunque el último sigue en vigor todavía. Ella dice que este versículo se encontraba en una hoja debajo de su cama, pero que durante la preparación del entierro de Mahoma entró una cabra y se la comió. Pero ¿por qué, entonces, no se agregó al Corán?


— Un versículo revelado que se encuentra en el Corán puede estar abrogado por un versículo que ha desaparecido del Corán. Así, el versículo 102/24,2 prevé cien latigazos en caso de fornicación. Este versículo todavía se encuentra en el Corán, pero estaría abrogado por otro versículo que no figura ya en el Corán, del que informó el califa Omar (asesinado en 644) y que prevé la lapidación por este delito.


— Versículos que fueron revelados a Mahoma, pero que Dios hizo que los olvidara. Estos versículos, a veces transcritos por sus escribas, habrían sido borrados por milagro, y quienes los habían aprendido de memoria también los habrían olvidado por milagro. El Corán se hace eco de este fenómeno (8/87,6-7 y 87/2,106).


— Versículos que son revelados por Satanás, pero son abrogados por Dios. Esto se indica en el versículo 103/22,52. Pertenecen a esta categoría los famosos versículos satánicos (título de la obra de Salman Rushdie), reemplazados por los versículos actuales 23/53,19-23.


— Versículos del Corán que son abrogados por la sunna (tradición) de Mahoma. Así, el Corán dice: "Se os prescribe, cuando la muerte se presenta a uno de vosotros, si deja bienes, el testamento a favor de los dos progenitores y de los más allegados, según la costumbre. Es un deber para los que temen" (87/2,180). Este versículo habría sido abrogado por la palabra de Mahoma que dice: "Ningún legado para un heredero".


— Una palabra de Mahoma es abrogada por un versículo coránico. Así, el pacto de armisticio firmado entre Mahoma y La Meca antes de su conquista incluía una cláusula según la cual Mahoma debía liberar a todo hombre que se convirtiera al islam para unirse a él. Este acuerdo, sin embargo, fue abrogado por el versículo 91/60,10.


— Abrogaciones múltiples: un caso famoso es el de la prohibición del consumo de vino, regulada progresivamente por los versículos 87/2,219, 92/4,43 y 112/5,90-91. Ahí tenemos tres versículos coránicos que se abrogan uno al otro, sin prever ningún castigo, y que fueron abrogados (o completados) por un relato de Mahoma, según el cual él habría flagelado al consumidor de vino.


La regla básica es que una norma posterior abroga una norma anterior, en caso de contradicción entre las dos normas. El problema con la abrogación es que los capítulos del Corán no están dispuestos en orden cronológico, y no se sabe con exactitud qué versículo se reveló primero, para determinar cuál de los dos versículos abroga al otro en caso de contradicción. Y extrañamente se encuentra un versículo que abroga a otro versículo posterior dentro del mismo capítulo. Así, el versículo 90/33,5 dice:


Ya no te está permitido tomar mujeres después de [este día], o intercambiarlas por esposas, incluso si su belleza te asombra, salvo lo que tu mano derecha posea [las esclavas]. Dios lo ve todo.


Este versículo estaría abrogado por el versículo 90/33,50, que dice:


¡Profeta! Te hemos permitido a tus esposas a las que diste su dote, las que tu mano derecha posea [las esclavas] de lo que Dios te dio como botín, las hijas de tu tío paterno, las hijas de tus tías paternas, las hijas de tu tío materno y las hijas de tus tías maternas que habían emigrado contigo. Y [te hemos permitido] a toda mujer creyente si ella se ha entregado al profeta, si el profeta ha querido casarse con ella, privilegio otorgado a ti, fuera de los creyentes. [Sabemos lo que les hemos impuesto referido a sus esposas y a lo que sus manos derechas posean, a fin de que no haya inconveniente para ti.] Dios es indulgente, misericordioso.


Aun hoy, la abrogación suscita mucha controversia. Le costó la vida al pensador sudanés Mahmud Muhammad Taha, ahorcado en 1985 por Numeiri. Taha había defendido la idea de que la primera parte del Corán revelada en La Meca, más o menos tolerante, constituye el verdadero islam, y que la segunda parte, discriminatoria y violenta, revelada después de la hégira, tiene un carácter coyuntural. Por consiguiente, según Taha, la primera parte abroga  a la segunda parte.


El principal problema planteado por la abrogación procede de que, de hecho, son los versículos coránicos mequíes los que se consideran abrogados por los versículos coránicos mediníes. Quienes quisieran dar una imagen favorable del islam se sienten contrariados. Tawfiq Hamid, un activista egipcio y antiguo hermano musulmán, no duda en calificar la abrogación como "el mayor crimen de la historia".


A pesar del hecho de que los juristas musulmanes clásicos insisten en la importancia de la abrogación, hay que señalar que no están de acuerdo entre ellos sobre el número de versículos coránicos abrogados. Así, Ibn Al-Jawzi (muerto en 1200) indica 247 versículos abrogados, mientras que Al-Suyuti (muerto en 1505) no cuenta más que 22. Un autor contemporáneo, Mustafa Zayd, compila los versículos abrogados según los diferentes autores clásicos y llega a 293 versículos abrogados, pero él mismo no retiene más que seis. La enorme divergencia entre las dos corrientes demuestra que el Corán es un texto ambiguo, lo que constituye un error en el plano del discurso. Entonces, ¿cómo puede afirmar que se trata de un libro totalmente claro? Para esto, véase 112/5,15, 48/27,1 y 47/26,195.



Contradicción en el plano de los relatos


El Corán ofrece relatos de personajes bíblicos de manera repetida, con diferencias y contradicciones en lo que concierne al mismo relato. Atribuye a estos personajes y a Dios ideas que no concuerdan. Esto recuerda los relatos de los cuatro Evangelios que no se corresponden entre sí, con la diferencia de que los relatos del Corán se encuentran en diferentes capítulos del mismo libro, mientras que los relatos de los Evangelios se encuentran en cuatro libros distintos. A este respecto, uno puede preguntarse el por qué de tanta divergencia en el mismo relato coránico. ¿Es que había diferentes coranes que se compilaron en uno solo? ¿O es que el autor del Corán se había olvidado de lo que había dicho en los diferentes capítulos? Sería interesante elaborar una sinopsis de estos relatos coránicos, como se hizo para los cuatro evangelios, y compararlos con las fuentes que los inspiraron. Nos limitamos aquí a reseñar lo que dice el Corán sobre el episodio de la aparición de Dios a Moisés en la zarza ardiente, tomado del libro del Éxodo, capítulo 3.


María (44/19)
Taha (45/20)
Las hormigas (48/27)
Los relatos (49/28)

Cuando vio fuego, le dijo a su familia: "Quedaos. He visto un fuego. ¡Tal vez os traiga un tizón, o encuentre una dirección junto al fuego! (10)
[Recuerda] cuando Moisés le dijo a su familia: "He visto un fuego. Os traeré noticia de él, u os traeré un tizón encendido. ¡Quizá os calentaréis!" (7)
Cuando Moisés hubo terminado el plazo y se mudó con su familia, vio un fuego en el lado del Monte. Dijo a su familia: "Quedaos. He visto un fuego, quizá os traiga noticia de él, o un tizón de fuego. ¡Quizá os calentaréis!" (29)
Recuerda en el libro Moisés. Era devoto, y era un enviado, un profeta. Lo interpelamos en el lado derecho del Monte, y lo hicimos acercarse como un confidente. (51-52)
Cuando llegó allí, fue interpelado: "¡Moisés!" (11)
Cuando llegó allí, fue interpelado: "Bendito sea el que está en el fuego y el que está en torno a él. Dios sea exaltado, el Señor de los mundos!" (8)
Cuando llegó allí, fue interpelado desde la vertiente derecha del valle, en el sitio bendito, junto al árbol. (30)

Yo soy tu Señor. Quítate las sandalias, estás en el valle sagrado de Tuwa. (12)
¡Moisés! Yo soy Dios, el orgulloso, el sabio. (9)
¡Moisés! Yo soy Dios, el Señor de los mundos. (30)

Dice: "¡Tíralo, Moisés!" Lo tiró. Y allí está una serpiente que se apresura. Dice: "Cógela y no temas. La devolveremos a su primer estado". (19-21).
"Tira tu bastón". Cuando lo vio moverse como un genio, volvió la espalda y no se volvió más. [Fue interpelado:] "¡Moisés! No temas. Los enviados no temen ante mí, ni al que oprimió y luego, después de la fechoría, la cambió por un beneficio. Soy indulgente, misericordioso". (10-11)
"Tira tu bastón". Cuando lo vio moverse como un genio, volvió la espalda y no se volvió más. [Fue interpelado:] "¡Moisés! Avanza y no temas. Estás seguro". (31)

Mete tu mano bajo el brazo, saldrá blanca y sana. [Es] otro signo. [Lo hicimos] para hacerte ver algunos de nuestros mayores signos. Ve a Faraón porque ha transgredido. (22-24)
Mete tu mano en la abertura [de tu túnica], saldrá blanca y sana. [Este es uno] de los nueve signos para Faraón y su pueblo. Eran gente perversa. (12)
Pasa tu mano en la abertura [de tu túnica], saldrá blanca y sana. Métela bajo tu brazo con miedo. Ahí hay dos pruebas de tu Señor para Faraón y sus notables. Eran gente perversa. (32)

Exponemos, finalmente, otros ejemplos de contradicciones en los relatos coránicos.


Con respecto a la historia de Jonás:


2/68,49. Si una gracia de su Señor no lo hubiera alcanzado, habría sido arrojado a una tierra desnuda, despreciado.


Pero en el versículo 56/37,145, dice: Entonces lo arrojamos a una tierra desnuda, enfermo.



Con respecto a Dios, el Corán dice:


3/73,9. Él es el Señor de oriente y de occidente. ¡No hay más dios que él! Tómalo, pues, como garante. (Véase también 47/26,28).


97/55,17. Él es el Señor de los dos orientes y el Señor de los dos occidentes.


79/70,40. ¡Y no! Juro por el Señor de los orientes y de los occidentes que somos capaces.



Con respecto a la destrucción de Ad, el Corán dice:


37/54,19. Enviamos sobre ellos un viento tumultuoso, en un día funesto y persistente.


61/41,16. Entonces enviamos sobre ellos un viento tumultuoso, en días funestos, para hacerles probar el castigo de la degradación en la vida aquí abajo. El castigo de la otra vida, sin embargo, es más degradante aún. Y no serán socorridos.


78/69,6-7. En cuanto a los aditas, fueron destruidos por un viento tumultuoso, impetuoso, que desencadenó contra ellos durante siete noches y ocho días decisivos. Allí veías entonces a gentes derribadas, como si fueran troncos de palmeras caídas.



Con respecto a la destrucción del pueblo de Lot, el Corán dice que Dios hizo llover sobre ellos (39/7,84); una lluvia maléfica (42/25,40); piedras de arcilla a montones (52/11,82); piedras de arcilla (54/15,74); hizo caer del cielo una abominación (85/29,34)



Con respecto a la creación de los genios, el Corán dice que fueron creados de fuego (39/7,12), o de una fusión de fuego (97/55,15).



FUENTE



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